jueves, 22 de agosto de 2013

Otra vez el blog. Y de por qué estoy otra vez indignada


                                De la película, "Persépolis"

A ver, qué les diré.
Que me tienen harta los 140 caracteres del Twitter, que no te dejan decir lo que te pesa.
140 caracteres de un monólogo que casi nadie lee.
Que me carga también el Facebook:  fluir egoísta de la conciencia. Me parece una manera de quitarte palabras, porque "nadie lee una entrada que sobrepase dos párrafos.".
Me indigna que ahora nos enseñen a escribir en brevedad, en exactitud, en "facilito". Porque nadie tiene tiempo de leer en los "smartphones", (que de smart nada tienen).

Estoy harta.

Comencé a escribir blogs en 2008,cuando la gente tenía más ganas de leer más. Tal vez el comentario del otro era más interesante. Tal vez lo que el otro escribía era mucho más rico, mucho más precioso.  El otro tenía capacidad de escribir una sábana de texto sin que se lo criticara como "poco eficiente" o "poco práctico". O que es "poco funcional comunicacionalmente hablando" (gerundio, viva el).
Estoy cansada de que nos hayan dado una herramienta maravillosa, el Internet, para dejarnos en palabritas huecas.
No tenemos tiempo para leernos de verdad. Nadie es un texto importante para el otro.
Y ahora me abro un blog de repente, otro más, otro diferente, porque me pesan las decisiones de los poderosos, porque me duele la ignorancia, porque la competitividad es una mentira, porque hay gente que pierde la compostura, la dignidad y hasta la integridad por un puesto, por un sueldo, por usar un traje bonito en un evento con fotógrafos.
La integridad, el último resquicio de libertad, como se decía en Vendetta.
Escribo esto también porque acabo de ver un terrible video. Ahora, cuando tenemos tantas herramientas para vernos. Es el video de una niña, quien aparentemente sobrevivió al ataque de armas químicas en Siria. Ese que ahora, también supuestamente, no puede ser completamente probado, según los grandes poderes.

Y me duele demasiado, me duele la mirada perdida de esa guagua diciendo: "Estoy viva, estoy viva. Bashar, estoy viva.".

¿Está viva?

Y por otro lado se comen la selva para sacar petróleo, y por otro lado los Indignados se indignan y corren en círculos. Y por otro lado me quejo y sigo gastando energía en esta nota, mientras unos locos matan a otros al otro lado del mundo.

¿Estamos vivos?

Lo más loco es que voy a postear esto en FB, porque quiero que lo miren. Porque si lo dejo acá esto simplemente será para mi loca cabeza. Pero soy escritora. Quiero que me lean. Al menos, eso siempre he querido ser. Las palabras me vinieron como una maldición y no puedo dejarlas solas.
No puedo dejar el vicio del léxico hiperactivo. No puedo dejar mi integridad, por más que me cueste. No me puedo ir a dormir en paz, después de recibir mi plata y mi cena, mientras tengo la imagen de esa guagua, esos ojos negros, esa niña que podría ser la hija que tal vez nunca tenga gritando enloquecida: "Estoy viva, estoy viva."


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